sábado, 2 de junio de 2012

El precio de la inexperiencia


Cuando era niño creía que el mundo era manejado por gente muy importante. Se me hacía que la complejidad de lo externo requería personas adultas muy capacitadas para manejar los hilos de la realidad cotidiana, y, por supuesto, veía a los dirigentes absolutamente superiores, alejados de la tierra en la que yo, mi familia entera, mi barrio, y la gente de mi escuela nos desenvolvíamos. Muchos años más tarde, creo que con la asunción de Isabel Perón al gobierno, tuve, por vez primera, la convicción que en el poder puede estar cualquiera, aún con la menor de las habilidades, y que los discursos y las acciones de los dirigentes pueden ser defectuosos, errados e ineficientes. Desde entonces siempre constaté que mi descubrimiento fue acertado, y que es la excepción, y no la regla, que quienes conducen, son los más capacitados para hacerlo. Suben simplemente los que están ahí en el momento oportuno. Y así van las cosas y se desenvuelve la Historia. Asimismo, mi fantasía infantil, alimentada por las lecturas, el cine y la televisión, incorporaba como lúdicas las historias de la policía y los ladrones, ubicando estas categorías en el plano de las abstracciones. Pasarían años hasta constatar que los ladrones existían en la calle y podían arrebatarme mis cosas y hasta mi vida con un revólver verdadero de metal cargado con balas de plomo y no con cebita. Paralelamente, también incorporaría que los funcionarios que aparecían entonces (no ahora, claro), como señores importantes y serios, podían y solían robar, es decir, apropiarse del dinero y hasta del destino de los otros desde las alturas del poder. En este momento de mi vida veo absolutamente natural el desfile de incapaces y ladrones en los gobiernos sucesivos de mi país, pero con las variantes que la evolución del tiempo siempre trae: en este caso, el agregado de lo burdo y lo descarado. Siempre se ha robado, según he aprendido de la Historia, pero ahora se hace sin reparos, a cara descubierta, mofándose del perjudicado, tratando de confundirlo en su percepción. ¿Yo te robé? ¡estás loco! ¡esta es una campaña contra mi reputación! ¡me querés ensuciar! ¡siempre ha sido así en la Historia! ¿qué no tenés la plata que llevabas? ¡yo qué sé dónde la pusiste!¡sí, debés vivir en Ganímides!¡esta plata es mía!¡y la tengo en la mano, no en el bolsillo porque se me antoja!¡mirá que te voy a robar a vos que no tenés un peso!¡por favor!¡a mí no me encontrarás nada!¡no podrás mancharme!¡lo tuyo es un verso!.
    Las cosas resultaron ser muchos más simples y dolorosas de lo que parecían. Como que se pudiera pagar para conseguir un favor político. Por ejemplo, coimear a un legislador de la oposición simplemente para aflojar un quorum trabado a fin de sacar una ley que exige el poder ejecutivo para recibir más efectivo para sus arcas vacías porque la situación económica es un tembladeral y no se sabe cómo hacer para obtener más dinero sin imprimir tanto, y nuestras imprentas no pueden imprimir dólares por una absurda decisión del gobierno de los Estados Unidos que se cree el dueño del mundo. Las coimas en el poder legislativo no son un invento de Fernando de la Rúa que era muy ambicioso pero no tenía las luces suficientes como abrir caminos. Lo cierto es que se siguen practicando aún durante los gobiernos nacionales y populares y cuando los modelos se van profundizando en el contexto de las fiestas de los negocios de los hombres (y mujeres) ejemplares del Gobierno, que acumulan ganancias inéditas e increíbles durante sus gestiones y que caen siempre bien parados aunque no tengan tiempo de quitarse los antifaces de ladrones, haciendo desplazar Procuradores, jueces y fiscales, en revuelos armados en la soledad de las usinas malignas de lascorporacionesmediaticasqueyaconocemosclarinmientemagnetodominavivimosenmediodeunacampañadesestabilizadoraporlosenemigosdelpuebloqueprtendenquevolvamosasercoloniaydesconocenqueesteesunnuevomodelorevolucionarioconducidoporunabrillanteysacrificadacompañeraquequedaraenlahistoriacomolasucesoradeevitaquesiexistieraseríamontoneraykirchneristamasprecisamentedelacamporaenemigosquemiententodoeltiempoinventandohistoriascomolasdenuestrovicepresidentequeesunejemplodeabnegacionyhonestidadysobremorenoqueesunpatriotaqueluchadenodadamentepornuestraindependenciaylacamporaqueeslajuventudrevolucionariaenamoradadelproyectodeelquedioslotengaenlagloriayquedaracomoelmayorpatriotadetodoslostiempos.
    Al “principal” dirigente de “La Cámpora” de la provincia de Buenos Aires, vicepresidente primero de la Cámara de Diputados José Ottavis, amigo de Mariotto (con lo que queda todo dicho), ex duhaldista, activo impulsor de las leyes recientemente aprobadas en la legislatura bonaerense para aumentar los impuestos del campo y lograr el revalúo de las tierras para que la Casa Rosada perciba frescos recursos en nombre de bienes personales y gananciales, se lo expuso in fraganti manteniendo una comunicación de mensajes por celular con una de sus colegas en el recinto."150mil x cabeza ofrecen a los diputados de la opo, según palabras de Valeria Arata. Se está corriendo eso…" quedó grabado en la cámara de Clarínmiente que con teleobjetivo metió sus narices en el celu del brillante cuadro José Ottavis, “dirigente maravilloso, un cuadro, un gran trabajador, pongo las manos en el fuego por él”, según Juan de Jesús, jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, quien agregó: “lo hicieron para demonizar a los jóvenes”. No obstante el ostracismo que los caracteriza y la inquina contra los medios de los dirigentes kirchneristas y en especial de los de “la Cámpora”, Ottavis quiso aclarar las cosas, y tuvo ayer a la mañana, curiosamente en el programa del relator Victor Hugo Morales, y sólo en ese programa, tiempo de sobra para hacer su descargo. Con un discurso débil y poco convincente aceptó haber recibido ese mensaje pero modificó levemente su respuesta: “Bueno chicos no repitamos esas cosas y cuando se las dicen me las dicen a mí personalmente” corrigiendo empecinadamente  la versión previa de Clarínmiente: “Bueno chicos, no contesten más cosas y cuidado”. Ottavis subrayó “hay mala leche por parte de algunos medios. Tiene que ver con ensuciar a La Cámpora”, y “No somos corruptos y queremos cambiar la realidad”.
    Dicen que Ottavis es el más peronista de los jóvenes brillantes de “La Cámpora” (que en su mayoría parece provenir de las izquierdas universitarias y si no mírenlo a Kicillof que recuerda a un chico de un centro de estudiantes), que puede que no tenga gente demasiado brillante a juzgar por los dichos y acciones de sus representantes más conocidos. Sin embargo, viejos políticos peronistas curtidos en las lides legislativas, o, dicho de otro modo, viejos zorros del desierto, como Cafiero, Manzano, Grosso, Figueroa, Eduardo Menem,  Pierri, Corach, Bauzá entre otros, indignados por tantos desatinos, aleccionarían a la Presidenta: “Eso le pasa, Señora, por meterse con pibes inexpertos…”

miércoles, 30 de mayo de 2012

Entre monigotes y perfeccionistas


El universo de los funcionarios y demás políticos de Argentina ofrece un escenario lamentable donde permanentemente hacen su aparición monigotes de todas las características que no son graciosos por ser tan ridículos y no alegran porque con sus acciones y omisiones son responsables de la construcción de la vida cotidiana de quienes vivimos en este país. Podríamos ir de arriba hacia abajo o viceversa y tendríamos páginas y páginas que llenar con anécdotas, discursos, historias y vivencias de los personeros oficialistas y los de la “oposición”, pequeños atorrantes (lo de pequeños por su baja estatura de personas) que satisfechos de sus vidas de privilegio juegan con los destinos de la Nación en un sentido amplio, pero con el bolsillo, la calidad del trabajo, la salud, la vida o la muerte, el destino de nuestros hijos, y nuestra libertad de ciudadanos en un sentido más concreto. Una Presidente altiva a la que se le caen los anillos de oro en el camino, empecinada en lograr sus caprichos rodeada de una corte de inservibles que sólo son útiles para aplaudirla, mientras niega las posibilidades de discutir sus ideas aún con su propio gabinete (no existen las reuniones de gabinete en los gobiernos kirchneristas) y de brindarse, como es su deber, a la publicidad de sus actos (de ahí lo de “queremos preguntar”). Que no tiene capacidad para elegir segundos que al menos con alguna aureola jerarquicen el gobierno al que pertenecen. Que carece de escrúpulos para defender a truhanes que descaradamente hacen sus negocios millonarios haciendo saltar Procuradores Generales, jueces y fiscales que investigan ilícitos enormes como elefantes. Que comete la irresponsabilidad de tener como mano derecha para los destinos económicos de la Nación a rufianes que carecen de la mínima capacitación en el tema, y que improvisando diariamente manejan el comercio, la balanza comercial y la moneda, como lo haría un marido bruto y machista con una esposa tonta y sumisa. Hoy en Argentina, en un atentado directo a las libertades públicas ningún ciudadano puede comprar un solo dólar oficial por las restricciones de la AFIP, mientras que el resultado obtenido con tal descabellada medida es el aumento de la brecha con el dólar paralelo hasta cerca de 40%. Desde la Presidenta hasta los funcionarios serviles y el coro de periodistasrepetidoresoficiales, llámense operadores ( a sueldo o por convicción rasante) se explica que ellos manejan el timón para el 89% de la población que jamás ha visto un dólar, mientras que el 11% restante (más de tres millones y medio de personas), seguramente con no menos de dos personas a su cargo en promedio (es decir más del 30% de la población), conoce el dólar, pero no el que viene en valijas llenas desde el exterior para pagar campañas como las de Antonini Wilson, ni los tres millones y medio como los de la Presidenta depositados en una cuenta de ahorro según declaración de bienes del año 2011, sino esos poquitos dólares que sirven para comprar una casa, una moto importada, un repuesto de auto, un saxofón norteamericano, un viaje a Méjico, o sólo para ahorrar, o “atesorar” como suelen llamarlo despectivamente, todos vicios deplorables de la desestabilizadora clase media argentina según los ojos oficialistas. Y entonces sale un ser impresentable de bigotes gruesos, maquillado como marioneta, papel que cumple a la perfección, con antecedentes de haberse escapado en el baúl de un auto por robo durante su intendencia en una populosa ciudad del conurbano, especialista en defender lo indefendible, y declara, suelto de cuerpo,  “los argentinos debemos acostumbrarnos a pensar en pesos”, atribuyendo el desdoblamiento del cambio a caprichos culturales de una minoría malcriada que pretende arruinar el “modelo” que tantos frutos ha dado. Haciendo gala de su habilidad embaucadora frente a periodistas que no se atreven a esgrimir otros argumentos para reafirmar que los argentinos no tienen por qué buscar dólares en vez de pesos, como si el Señor fuera quien dispone de la voluntad de los ciudadanos, como si él comprara las propiedades en pesos en un mercado que por siempre operó en dólares, como si la gente fuera tan estúpida e ignorara que hubo argentinos que perdieron lo poco que tenían alguna vez en la Historia reciente por estas cuestiones del dólar volador frente a los enunciados de los funcionarios de turno (“el que apuesta al dólar pierde”),  desconociendo descaradamente que el precio del dólar es una consecuencia, no la causa de la crisis progresiva de la economía argentina, y que todos ahorrarían en pesos si es que no existiera una inflación entre 25 y 30% anual que licua los sueldos según nos enseñan los supermercados todos los meses, salvo a los que creen en los vergonzosos números del INDEC, defendidos a rajatabla por los salvadores de la Patria. Todo el día suenan los anuncios oficiales de bonanzas no reconocidas por “las corporaciones” fantasmas que parecen ser responsables de todos los males en un país de maravilla. Sin embargo, la avidez del Gobierno por no perder un solo dólar es sintomático. La impresión de billetes (por la ex Ciccone calcográfica salvada curiosamente por el vicepresidente Boudou) no tiene freno: en los cajeros automáticos salen flamantes y calientes como panchos. La obra pública en la provincia y los municipios está totalmente parada. Los gobernadores de las provincias, azuzados por el Gobierno, aumentan los impuestos inmobiliarios para incrementar la recaudación y aliviar las arcas exhaustas de las gobernaciones, y a la vez reevaluar las alícuotas del campo para que el Gobierno Nacional cobre un monumental incremento en concepto de bienes personales, castigando a los pequeños y medianos productores ya jaqueados por las sequías y las inundaciones de la última campaña, y si no basta con mirar a la provincia de Buenos Aires, a punto de ser castigada con un decreto de Scioli quien tendrá buena imagen para los estadísticos pero que muestra claramente la hilacha para lo que vendrá en el caso improbable que reemplace a su Reina. Está pendiente el quorum, hasta ahora pospuesto, para que el parlamento bonaerense discuta el proyecto Kirchner-Scioli, pero ya la oposición, (Radicalismo, Frente Amplio Progresista), haciendo gala de su habitual carencia de habilidad política, está negociando fervientemente la posibilidad de permitir el decretazo del Gobierno para el impuesto inmobiliario, y la pospuesta para discutir a la larga un revalúo fiscal escalonado, favoreciendo a Scioli pero no a Cristina, en lo inmediato, claro.
    Frente a este panorama político revistado a vista de pájaro, corresponde ahora analizar el papel de sus observadores naturales de los hechos cotidianos y su capacidad para reflejarlos en la comunidad, los periodistas. Un punto de inflexión en el escenario periodístico fue el programa de Lanata donde unos cien periodistas reconocidos por sus honestidad e independencia unieron sus voces para reclamar “queremos preguntar”, aludiendo al silencio permanente del Gobierno frente al periodismo no kirchnerista que es despreciado sin pausa desde las usinas de la Casa Rosada, transmitiendo juicios descalificadores a través de todos sus ministros, y de los “periodistas” e “intelectuales” adictos , muchos de ellos a sueldo, a través de la radio (en algunos programas de Continental por ejemplo) y la televisión (paradigmáticamente con el programa “Seis, siete, ocho”, ejemplo de servilismo y anencefalia). A partir de ese histórico programa que dejó desnudo al Gobierno en su prepotencia y sordera, se sucedieron múltiples manifestaciones esperables, como los improperios de “Seis, siete y ocho” y los de relatores históricos mutados en conversos kirchneristas, que hicieron de ese enorme grupo de seres pensantes, críticos y valientes, un saco de excrementos. Y otras, poco frecuentes pero cualitativamente interesantes. Una, la inesperada ausencia en ese estrado de la compañera radial matutina de la prestigiosa Magdalena Ruiz Guiñazú y de Edgardo Alfano, María O¨Donell, reciente ganadora del Martín Fierro por “mejor actuación periodística radial”, en el mismo programa de Magdalena. Con dura racionalización no exenta de verborragia (muy frecuentes en su discurso), María  decepcionó al intentar explicar su ausencia por su exigencia de “algo más que queremos preguntar”, como si esa consigna descalificara todo el reclamo necesariamente más amplio según su entender, en una postura “para mí esto no sirve” de subvaloración del esfuerzo de sus compañeros habituales de trabajo en coincidir en un reclamo absolutamente básico y claro. El otro, es el lamentable discurso en la fiesta de los Martín Fierro de Reynaldo Sietecase, galardonado por su labor periodística en Radio del Plata, quien subrayó que había que preguntar al Gobierno  “pero también a las corporaciones”, ensuciando la cancha de sus colegas y hundiéndose más al menospreciarlos en su calidad de “fiscales de la Patria”, en una lamentable diatriba confusa y deficiente que no logró definir en ninguna de los intentos posteriores de aclaración que hizo a los medios, mostrando un razonamiento obtuso y torpe.
    El sainete argentino tiene para todos los gustos. La compleja realidad se procesa en Olivos y la Rosada escamoteando los planos, ocultando verdades, ejercitando la esquizofrenia, y menospreciando la inteligencia del ciudadano, en un desfile de payasos, inmorales y atorrantes que se hacen de lo ajeno y se vanaglorian de sus actos como si fueran sublimes. La oposición, impotente y estéril, cuando debe actuar yerra una y otra vez, detrás de un Gobierno que juega con ella como el gato maula del tango, exponiéndola como a un mísero ratón. Y cuando por fin quienes tienen la obligación de reflejar la realidad, los periodistas, logran pararse frente a un poder que pretende ser omnímodo y exigirle respuestas, son salpicados por los necios que viven de órdenes y pagos regulares, de torpes que no saben donde están parados, y de perfeccionistas que se contentan con los premios de la televisión, olvidando que hay momentos en la vida en los que es imperativo jugarse en lugar de sentarse a esperar los efímeros trofeos de oro.

    

jueves, 17 de mayo de 2012

"A los enemigos...ni justicia"


Argentina está asistiendo en estos días a una embestida judicial inocultablemente gatillada por el Gobierno. Despertado de su letargo después de seis meses de sobrepasado el escenario electoral, curiosamente ahora, el Juez Oyarbide, indisimulable instrumento del kirchnerismo, dispone, en una causa por escuchas ilegales, el juicio oral y público contra Mauricio Macri, titular del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno de los pocos francos opositores que podrían obstaculizar, en alguna medida, el camino kirchnerista a las próximas elecciones presidenciales del 2015. 
    También ayer, el juez Oyarbide, después de citarlo a indagatoria, hace detener a Sergio Schoklender, ex apoderado de Madres de Plaza de Mayo y jefe de una asociación ilícita que a través de la empresa "Meldorek" habría desviado 260000 pesos de la suma mayor de 760000 proporcionado por el Ministerio de Planificación a cargo del ministro De Vido para la construcción de viviendas económicas. Más tarde quedaron detenidos su hermano Pablo, y Alejandro Gotkin, socio de ambos. No es nada improbable que se haya concretado tal desvío y desvirtuado el  destino del dinero en beneficio de los inculpados. Lo inconcebible es que nadie más, ni la Presidente de Madres, la irascible Hebe de Bonafide, responsable fundamental de la asociación y, al menos, partícipe solidaria del ilícito, ni ningún integrante del Ministerio de Planificación que debía auditar el destino de los fondos están siquiera imputados. 
    Hace pocos días, en la causa Ciccone calcográfica, donde está involucrado, aunque aún no procesado, el vicepresidente Boudou por “negociaciones incompatibles” y ”lavado de dinero” la Cámara removió al juez de la causa Rafecas según había sido previsto por quienes seguimos con atención los hechos cotidianos de nuestra política. En una escalada de ataque defensivo, Boudou, escudado por la Presidenta, embistió contra el Procurador Esteban Righi, jefe de los fiscales, y lo presionó para renunciar, tras iniciarle una cusa por tráfico de influencias, mientras Cristina propuso inmediatamente en su reemplazo a uno de sus obedientes delfines, Daniel Reposo, quien, luego se constató, había fraguado datos de su curriculum para presentarse al cargo. Asimismo, desde este mismo blog, se previó que era inminente la remoción del fiscal Rívolo, motor de esa causa, y responsable del allanamiento de un departamento de Boudou sito en Puerto Madero, donde se hallaron pruebas que certificarían la relación entre el vicepresidente y un tal Vanderbroele, monotributista titular de Ciccone, acusado por su propia esposa de ser testaferro de Boudou. El nuevo juez de la causa Ciccone, Ariel Lijo, en el día de ayer cumplió con ese cometido, desplazando a Rívolo de la investigación y designando en su reemplazo al fiscal Jorge Di Lello, peronista declarado, con antecedentes de prisión en los setenta por actividades subversivas, y ferviente defensor del “modelo”. Di Lello es el fiscal de la causa Boudou contra Righi, y también el de una reciente causa contra Boudou sobre “enriquecimiento ilícito” elevado por dos particulares. En una jugada de salón, el juez Lijo unificó las causas Ciccone y la de enriquecimiento ilícito dejando a Di Lello como fiscal y desplazando elegantemente a Rívolo, con la satisfacción del kirchnerismo.
    Por otra parte, una vez más, y en pleno gobierno democrático, se implanta en Argentina una medida que atenta directamente contra las libertades individuales, y después de pocos días de haberse promulgado leyes increíblemente liberales como las de género, que permiten que cualquier individuo se declare según el sexo que desee, o la de divorcio que hacen que baste la decisión de uno sólo de los cónyuges par efectivizar la demanda, o la de muerte digna que legaliza la decisión del paciente para determinar el cese de la asistencia artificial de la vida, a la manera de una mano de cal y otra de arena, probablemente no casual: un ciudadano común, aunque demuestre claramente el origen de sus ingresos, sin ninguna pauta que lo encuadre, está absolutamente invalidado para la compra de tan siquiera un solo dólar estadounidense o cualquier otra moneda extranjera. A la limitación caprichosa, tampoco regulada, de los últimos meses, que limitaba la adquisición hasta un cierto monto, generalmente insignificante, se agrega ahora una definitiva negativa a la decisión de un ciudadano de hacerse de moneda extranjera para viajar, comprar un inmueble o simplemente ahorrar en una moneda más confiable que la suya. 
    La necesidad de caja del Gobierno, situación a la que ha llegado por su propia responsabilidad, no se ha limitado al control salvaje de las importaciones que ha frenado la economía y llevado aún a la recesión, sino que lo ha extendido a la suba de los impuestos en varias provincias incluyendo la de Buenos Aires. Allí ha desatado una guerra la gobernación de Scioli, que pretende que la Legislatura apruebe un proyecto de reforma impositiva y reevaluación de los campos, que incrementará hasta un 300% el impuesto inmobiliario y presionará a los propietarios al pago de bienes personales por montos elevadísimos que sólo podrán ser resistidos por los grandes pools de siembra, hundiendo a miles de pequeños propietarios y arrendatarios. La maniobra, claramente advertida por los ruralistas, no expresa sólo la necesidad de Scioli de hacerse de efectivo, sino la del Gobierno Nacional de abastecer sus arcas exhaustas, al decir que el “virrey Scioli recauda para la reina Cristina”.
    Y como sobre llovido, mojado, los ciudadanos de Buenos Aires y sus alrededores viven conmocionados por el paro de los subtes por 36 horas en demanda de mejoras salariales, hecho que ha transformado la ciudad en un caos de tránsito y las condiciones de los viajes de los usuarios, generalmente malas y riesgosas, en pésimas por falta de medios de transporte alternativos que satisfagan la demanda. El Gobierno Nacional, responsable principal del pésimo sistema de transportes según lo prueban el calamitoso estado de los trenes (recordar la reciente tragedia de Once) y los subtes, tira los cargos contra el Gobierno de la Ciudad que no convence con sus argumentos según una realidad que muestra a una Buenos Aires, otrora “Reina del Plata”, convertida en una ciudad sucia, llena de mendigos, con calles y veredas descuidadas, insegura y decadente.
    Los ojos kirchneristas no ven más que bonanza y logros revolucionarios a cada paso, gestas patrióticas y avances inéditos. Un dulce sueño que apenas es conmovido por los ataques de los enemigos de las corporaciones que a través de la prensa cipaya, las influencias de Magneto, y la acción desestabilizadora de los gorilas de siempre que no cesan en atentar contra los logros del pueblo. Se justifica que haya control de cambios, que los ciudadanos comunes no puedan comprar ni un dólar, que los que trabajan el campo paguen los impuestos más altos que nadie, que los procuradores, los jueces y los fiscales que no piensan como nosotros dejen el lugar a quienes tienen más sensibilidad y consideración por los gobiernos nacionales y populares. A veces, durante los procesos revolucionarios, se justifican algunas licencias en pos del bien común. Como decía el General: “Para los amigos todo. A los enemigos…ni justicia”. Y nosotros, mal que les pese, somos soldados de Perón, y hemos asimilado sus enseñanzas.

lunes, 14 de mayo de 2012

La última esperanza


 Recientemente, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Gustavo Mohme, trazó hoy un panorama sombrío sobre las amenazas que vive la libertad de expresión en Argentina y opinó que la misma "excede" a los medios y periodistas y se proyecta sobre la ciudadanía. “Detrás de una deliberada confrontación contra medios como La Nación, Clarín o Perfil, subyace un proceso de limitación de las libertades ciudadanas muy serio", explicó Mohme en la apertura de sesiones de la Asamblea de Medio Año de la SIP en la ciudad española de Cádiz. “La represalia estatal se proyecta en la Argentina sobre diversos actores, como las consultoras de inflación multadas por el Gobierno”. Mohme también criticó el uso propagandístico de la estatización televisiva de hechos deportivos, como el fútbol y el automovilismo a través de plataformas de propaganda política. El directivo mencionó a "Venezuela, Nicaragua y la Argentina como países donde aumenta el número de medios oficiales, que se usan directamente como medios de propaganda, así como el abuso de la publicidad oficial". Por otra parte, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), en su informe anual, ya había denunciado 122 ataques a la libertad de expresión en Argentina durante 2011, 17 de los cuales fueron graves. El informe señala 13 casos más que en 2010, pero 25 casos menos que en 2009. El reporte incluye seis casos de censura interna (ocurridos dentro de los propios medios de comunicación) y también “casos favorables” para la libertad de expresión, como fallos para regular la distribución de la publicidad oficial y juicios favorables para periodistas. Durante 2011, los meses con mayor cantidad de ataques fueron los de actividad electoral e incluso el mes posterior a los comicios nacionales. Así, el mes con más ataques fue noviembre (17) y tanto agosto como septiembre y octubre tuvieron 12 ataques cada uno. El principal ataque sigue siendo la agresión física/psíquica, con 37 casos. Le siguen amenazas (20) y atentados contra la propiedad o emisión, tales como el bloqueo a la circulación de diarios (17).Se detectaron 12 casos de censura, la mitad de ellos al interior de los medios.“Sin duda hay mucha más censura interna en el periodismo argentino, pero es difícil su registro. En esos casos se depende de la voluntad del periodista, o de que el caso tome estado público y por lo tanto se haga posible la intervención de Fopea sin poner en riesgo la continuidad laboral del periodista afectado”, explica en un texto de análisis Fernando Ruiz, de la Comisión Directiva de la entidad. El agresor principal de los periodistas y de los medios sigue siendo desconocido (23 casos) y sin caracterización (16). Después siguen los funcionarios municipales (10), nacionales (10) y provinciales (10). Luego activistas o sindicalistas /8) y la fuerza pública (7) al igual que propietarios de medios (7).
    Los hechos no sorprenden y el origen de la represión no puede ser ignorado cuando la Presidente en persona y el abultado coro de alcahuetes que la rodean en sus puestos de funcionarios y voceros (llámese periodistas dependientes), y en especial los grupos de choque destinados al efecto (específicamente “La Cámpora”) denostan permanentemente con los mayores agravios donde no faltan los consabidos términos “gorila”, “cipayo”, “agente de Magneto”, “cómplice de las corporaciones”, a eminentes periodistas que suelen razonar sin rigideces dogmáticas  y sin los incentivos que el dinero mal habido provocan en las lenguas demasiado largas de los charlatanes a sueldo que han decidido olvidar su prestigio y su honorabilidad, si es que de ellas alguna vez habían tenido alguna idea. La Presidenta detesta abiertamente al periodismo en una tácita falta de consideración a una de las herramientas básicas de la Democracia, la que asegura la libertad de comunicación de los ciudadanos. Y lo hace al comunicar los anuncios del Gobierno mediante cadena nacional, rodeándose de una claque sumisa y payasesca, evitando el ingreso de periodistas y evadiendo sistemáticamente las ruedas de prensa y las entrevistas públicas. Ella, y en cascada todos sus funcionarios, odian a la prensa que implica preguntas, cuestionamientos y apertura. Y la política sistemática de desprecio a los medios no se basa en una patología básica de quien dirige los destinos de la Nación, llamémosla fobia a los cuestionamientos, sino a una acción deliberada tendiente a lograr un objetivo: el de ocultar cuestiones indebidas. En este Gobierno se observa claramente, como en el de Menem, que la política oficial es un enorme escenario de negocios extraordinarios donde se amasa la fortuna de sus protagonistas, con el fondo de las liturgias engendradas en el pasado pero a estas alturas insuficientes para ocultar los desaguisados. Y allí, donde se asoman espectadores que no forman parte del gran juego está el riesgo del deschabe, del descubrimiento de lo que debe quedar tapado para asegurar la continuidad del negociado, y entonces será necesario negar lo descubierto, y tratar de mentiroso al medio osado en tal herejía (“Clarín miente”), y atacar como enemigo de la Patria a quien ose meter las narices donde no se lo ha llamado. Todo para que la Señora Cristina continúe incrementando vertiginosamente su patrimonio durante sus gobiernos, y su vicepresidente prosiga con sus negocios millonarios sin que nadie perturbe su sueño, y los amigos del poder convertidos en supermillonarios en pocos años, continúen manejando el juego y acaparando activos como emisoras de FM y televisión que estarán al servicio de la información oficial monolítica que es la más pura y verdadera. Mientras tanto, el coro de estúpidos o vivillos repiten frases consabidas que permitan que sus líderes continúen llenándose el buche mientras ellos cumplen con la militancia en el mejor de los casos o cobran sus buenos dividendos para callarse la boca o hacer todo lo contrario pero a favor del Gobierno y sus secuaces.
    En este escenario de miedos y amenazas, en un contexto de Terrorismo Informativo de Estado, la actitud de algunos periodistas argentinos es digna de admiración. En la noche del domingo próximo pasado la Argentina ha asistido a un hecho histórico quizá aún no suficientemente valorado. Jorge Lanata, uno de los exponentes más inteligentes y lúcidos de la oscura Argentina de estos días,  ha convocado a un grupo selecto de alrededor de cien profesionales del periodismo, incuestionables desde las perspectivas de sus largas trayectorias en distintos medios, su dedicación al trabajo y su capacidad para razonar sobre la actualidad, a su programa “Periodismo para todos…y para todas” que se emite en canal 13 de Buenos Aires, y al grito de “Queremos preguntar” se cuestionó el hermetismo del Gobierno y se exigió la necesidad del ejercicio del diálogo. Después de una lectura de los diez temas sobre los cuales la Presidenta nunca habla (incluyendo la inflación, su enfermedad, el caso Ciccone, etc., etc), se comenzó a oír un coro con la consigna “Queremos preguntar, queremos preguntar”, hasta que se abrió el telón de fondo e inesperadamente quedó detrás de la figura de Lanata el enorme grupo de periodistas que a modo del gran coro de un teatro lírico entonaba emocionado su consigna de liberación, en una actitud de valentía y desafío. El sentido común, pequeños cerebros de “La Cámpora”, indica que no pueden comprarse tantas voluntades de gente habitualmente tan coherente y lúcida, por lo que el argumento automático colgado de vuestras lenguas no tendrá sentido para la gente pensante como nosotros, que ya estábamos perdiendo las esperanzas. Gracias a Lanata y a esos cien periodistas presentes en el programa del domingo (cien que podrían multiplicarse por miles seguramente), que se animan a seguir pensando y a plantarse frente a un Gobierno de loros parlanchines para hacerles fuck you con sus preguntas, es que, puedo asegurarlo con convicción, aún quedan esperanzas para Argentina.

lunes, 7 de mayo de 2012

"No queremos carnaval..."


Los medios son la obsesión del gobierno kirchnerista. A las claras, su actitud de rechazo explícito y machacante a las corporaciones de medios no son ni más ni menos expresión de su lucha competitiva por hacerse de ellos y dominar así la información que llegue a los ciudadanos. Es una vieja obsesión peronista, peronista de los años cincuenta, el callar a los opositores y para ello perseguir a los críticos, denostarlos, y reemplazarlos por periodistas amigos, voceros de los que pueden dar cuenta “Página 12”, “Tiempo Argentino”, “Crónica TV”, Radio Continental, Canal Encuentro, Canal 7, y dese hace pocos días el paquete de medios C5N, AM710, y 4 emisoras de FM que Hadad vendió forzadamente (según confesó) a Cristóbal López, empresario del petróleo y del juego, creación de los Kirchner. En los cincuenta brilló en la tarea de dominio oficial hegemónico de los medios Raúl Apold, que terminó hartando a todo un país de la propaganda peronista que ocupaba todos los espacios consumiendo el oxígeno que necesitaba el resto de la población no peronista del país que gestó o festejó el derrumbe inevitable. En nuestros días los recursos tecnológicos avanzaron hasta límites insospechados, convirtiendo en obsoletos y burdos los métodos de Apold, pero sin embargo, sus logros deben ser el foco de admiración de más de cuatro funcionarios entre los que sobresale la propia Señora Presidenta. La acción del gobierno kirchnerista, nada planificada sino por el contrario basada en el día a día, variedad argentina de "lo atamo con alambre" o del "se egual", se agita con los golpes de efecto y  la propaganda asfixiante la 24 horas del día. Los discursos de la Presidente, lamentables por lo intelectualmente frágiles y declamatorios, son monólogos a la manera de representaciones teatrales con entradas concedidas a numerosos elementos rigurosamente seleccionados en recintos cerrados, con funciones específicas según sectores, tales como aclamar, entonar cánticos específicos, promover plausos y saltos, etcétera, etecétera. Asisten indefectiblemente los funcionarios de gobierno y legisladores afines, dispuestos a festejar cada ocurrencia (ninguna espontánea), aún las menos logradas de la Señora que suele actuar como verdadera monarca incuestionable, teoría abonada por la prohibición absoluta del acceso de los periodistas no kirchneristas y la de efectuar preguntas a la mandataria. Son infaltables las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, incondicionales seguidoras. Es habitual las asistencias de los intendentes y gobernadores receptores de los favores del gobierno. Es frecuente la presencia de peronistas históricos del nivel de Dante Gullo que contribuye con su simpatía al éxito permanente de las reuniones. Son habituales las invitaciones a gente del espectáculo que con su impronta popular son utilizados para llevar un poco más de agua a los molinos oficiales, léase León Gieco, Fito Páez, Víctor Heredia, Gustavo Santaolalla, Andrea del Boca, etcétera, etcétera. Y es inevitable la permanente asistencia de “La Cámpora” que domina todos los espacios y constituyen el alma de las citas frecuentes y rimbombantes, transmitidas meticulosamente por la TV oficial y muchas veces por la Cadena a todo el país, mostrando a una Presidenta que trata a todo el mundo como patrona de estancia, tuteando y mofándose, en una expresión deliberada donde se combina su carácter iracundo (como decía Raúl Alfonsín) y la demostración de que “la tienen adentro”: “ A ver vos, Miguel, levantate para que te vean y te conozcan”, “Julio, ¿dónde te metiste?”, “Bueno, che, no te enojes, era una broma” , todas ocurrencias siempre festejadas ruidosamente por la “multitud” que llega a las pantallas de los millones de usuarios del país que siente que se acerca así al poder absoluto y creciente del gobierno. Y la Presidenta deja ver detrás suyo, casualmente, la silueta de Eva del Ministerio de Salud gritando hacia el micrófono, metiendo subliminalmente la idea que quien habla es la transfiguración de la figura venerada. Pero la máxima expresión de la fidelidad y la emoción de las fiestas así convocadas están concentradas en la figura del vicepresidente, el Señor Amado Boudou, siempre exultante, ahora más que nunca al haber salido del atolladero al que los enemigos de siempre lo habían metido sin ninguna razón, acusándolo de corrupción por la participación del salvataje de la empresa ex Ciccone que en estos días justamente ha empezado a imprimir billetes para la circulación en el país, según unos contratos millonarios que quien sabe a quién o a quienes beneficiarán. Y la Presidenta deja caer así porque sí su frase “quiero hacer un último servicio al país…”, y los de “La Cámpora” empiezan a gritar, espontáneamente “No, no”, haciendo recordar a los memoriosos el famoso renunciamiento de Eva sobre la Avenida Nueve de Julio y los descamisados rogándole aceptara el cargo, todo orquestado preparando el campo par lo que se viene de inmediato, que no es como decía Estela de Carloto el tema de las mineras (que de todos modos se van a venir porque es otro negocio del que la Señora Kirchner no querrá privarse), sino el de la reforma de la Constitución que permita la reelección indefinida aprovechando la ola de poder en la que surfea el kirchnerismo. Pero todo ocurre en recintos cerrados, multiplicando imagen y sonido por millones para su difusión a cada rincón donde llega la “Televisión pública” no como antes en la Plaza de Mayo, donde se dirimían las fuerzas de los actores, allí donde podrían concurrir irrefrenablemente las fuerzas del sindicalismo enemigo, o de las izquierdas en crecimiento inquietante desde las bases laborales del ferrocarril o del subterráneo, los representantes de “Barrios de pie” desde la villa 31, los nuevos integrantes de “La Juan Domingo” nuevo movimiento creado en las cercanías de Scioli para enfrentarse a “La Cámpora” que le puso a Mariotto en el medio para estremecer sus sueños presidenciales, y que debió contraatacar con la formación de “La Kirchner”, en una sucesión peligrosa a futuro para la estabilidad política y social del país, de formaciones de apoyo, verdaderos órganos de choque, estimuladas irresponsablemente desde el Estado. Y la Presidenta saca de la galera la estatización de la YPF que ella contribuyó a vaciar, y el tema de Malvinas, a la que Alicia Castro contribuye con una bravuconada ampliamente difundida y distorsionada, y Cristina aprueba una propaganda ofensiva a modo de una mojada de oreja en un barrio de compadritos con un spot filmado en Malvinas declamando “nos entrenamos en tierra argentina”, en una estrategia diplomática de horizontes nada claros.
    Pero la Presidenta  se maneja en el mundo como una cholula que muestra a Obama en una sesión de trabajo una portada del diario Clarín donde Magneto siempre distorsiona todo, y Obama aprueba la visión conspirativa de Clarín y le da un palmada en el hombro y le dice “Cristina, que barbaridad”, y la Señora, en cada acto de esos que son difundidos a cada rincón del país donde llega la “Televisión pública”, que parece que no sólo sirve para ver el mismo partido de fútbol en 3 o  4 canales seguidos a la misma hora, habla despectivamente de los medios de las corporaciones que ella moriría por dominar, dejando caer, a su manera iracunda al decir de Alfonsín “dicen por ahí…pero bueh…”, “después dicen que yo…”, “…porque si no mañana va a aparecer por ahí…”, denotando una profunda preocupación de lo que dicen de ella los medios, quizá por la ansiedad de poseerlos de una vez, tal vez por temor a que sigan deschabando cuestiones que mejor sería ocultar.
    Pero sigue la propaganda día y noche. Y la difusión de la mentira como medio de vida como la venta de 18 cosechadoras a Angola publicitadas por Moreno, Débora Giorgi y la mismísima Presidenta al subirse a una de ellas, máquinas aún no construidas en base a un prototipo ensamblado en Entre Ríos con piezas adquiridas a proveedores que recibieron cheques voladores, y que no pudo completar más que 20 minutos de una prueba en campo. Y sobre llovido mojado para un gobierno que hace de la mentira un culto, Lanata puso al descubierto en la noche del domingo pasado, una estrategia publicitaria en la que están implicados el jefe de gabinete Abal Medina y la Ministra de Seguridad Garré, con la intervención en Twitter para instalar temas de interés para el Gobierno, con personas truchas que no existen según los nombres y direcciones expresadas y que corresponden a extranjeros que no tenían la menor de las noticias sobre la utilización que de ellos se hacía para publicitar al Gobierno.
    La Plaza de Mayo, escenario de gestas históricas ha sido desplazada a los medios por los cuales el gobierno tiene devoción. No puedo dejar de recordar los setenta, cuando irrumpieron por primera vez en esa plaza jóvenes imberbes que primero serían echados por quien, amante de las cuestiones numéricas más que ideológicas, poco antes los había convocado evocando a Mao. Luego empezarían a ser eliminados físicamente por su secretario privado, un ex comisario, brujo de profesión. Y finalmente serían diezmados por una dictadura asesina que basó su accionar en un decreto del gobierno de Isabel Perón sobre el aniquilamiento de la guerrilla. Cuando esos jóvenes abrazaron al peronismo como instrumento al socialismo, se asombraron de la liturgia peronista, y no repararon en gritar una y otra vez “No queremos carnaval. Asamblea popular”. Fue cuando los muchachos de la vieja guardia los empezaron a mirar con desconfianza.

jueves, 26 de abril de 2012

Crónica de una impunidad anunciada


El 11 de marzo de este año anticipábamos en una de estas entradas que la causa contra Boudou por el caso de corrupción de Ciccone no prosperaría. Y no es, de ninguna manera, que quien escribe pertenezca a alguna secta de iluminados (hay demasiadas en Argentina), ni que tenga información privilegiada por rozarse con altos funcionarios (vean como el allanamiento a su departamento de Puerto Madero fue ignorado por el mismísimo vicepresidente hasta que ocurrió), que esté cobijado por los poderes extraordinarios de Magneto (objeto permanente de los ataques de Victor Hugo Morales), ni mucho menos que posea poderes extrasensoriales que le permitan ver el futuro (desgraciadamente ya hemos tenido brujos en nuestra Historia). Para interpretar a la Argentina basta con estar alejado de los factores de poder, tener una inteligencia mínima, no ser propenso a los fanatismos, y estar atento a la realidad. Esas condiciones permiten interpretar la burda secuencia de la rutina nacional y prever con facilidad los acontecimientos. El caso Ciccone-Boudou, que estará confuso para la Justicia pero que resulta absolutamente claro para el común de la gente, será enterrado y olvidado. Quedó tapado por el rimbombante anuncio de la nacionalización patriótica de YPF, el desplazamiento del juez Rafecas que tuvo el atrevimiento de avanzar en la causa, y seguirá con la desafectación del fiscal Rímolo, que quedará marcado hasta el último día que Kirchner tenga un atisbo de poder. Los actores principales, los cómplices y los testaferros responsables del caso Boudou-Ciccone seguirán en sus puestos, habrán cobrado (y lo seguirán haciendo) sus comisiones, y ostentando sus puestos oficiales, haciendo caso omiso de las críticas de la gente que se atreva a denunciarlos amparados por toda la estructura de un gobierno dedicado a hacer negocios personales y a enriquecerse frente a las narices de los ciudadanos mientras compra voluntades de políticos, gobernantes, jueces y periodistas según práctica que parece no corregirse a pesar de las lecciones de la Historia.

lunes, 23 de abril de 2012

Lacra.

"Se que me van a dar con un caño, pero no es la primera vez.Voy a ir al recinto y voy a apoyar la estatización de YPF".

Carlos Saúl Menem, privatizador de YPF en 1992, en un reportaje de Crónica del 20 de abril de 2012.

jueves, 19 de abril de 2012

Oposiciones estériles y revoluciones retrasadas.


En la calle se sabe que las tropelías kirchneristas van de la mano de una oposición estéril, que navega en aguas agitadas en una larga noche oscura. Y la gente siente indignación por la falta de una alternativa en la que apoyarse para enfrentar tanto dislate. Pero si faltaba algo después de la aplastante y peligrosa victoria de cristina Kirchner en las últimas presidenciales vaya ahora la experiencia del Senado argentino con el proyecto de expropiación de Repsol que marcha velozmente hacia su reglamentación. El espejismo kirchnerista de presentar a la Nación toda la falsa disyuntiva agitada por Pichetto y por Aníbal Fernández de “liberación o dependencia”, vieja trampa del Perón de los setenta, fue tragada una vez más por una oposición inservible que deja nuevamente en manos de mentirosos y corruptos la conducción de una de las herramientas básicas de un Estado cual es el dominio de la política energética. En el Senado de la Nación Argentina, 33 son los votos kirchneristas a favor del proyecto de la Presidenta, a los que se les suman 9 de los aliados y otros 3 agregados, pero también 4 del Frente Amplio Progresista (FAP) y 16 de la UCR, estos dos últimos supuestos opositores que pretendían canalizar las voluntades de los no kirchneristas. Sagaz fue la apreciación de quienes desconfiaron de sus propuestas como para no entregarles la responsabilidad de la conducción del Estado, pero peligrosa la consecuencia de que una banda de forajidos lleve adelante, sin frenos, una política de desaciertos y división de consecuencias insospechadas en el futuro. ¿Cómo hacerles ver a los “opositores complacientes” que aquí no se trata de ser o no ser patriotas por acompañar o no la idea de qué es más conveniente tener la propiedad de una empresa que fue rifada pocos años antes por los mismos que hoy pretenden salvarla de las garras de los capitales extranjeros? Que simplemente se trata de apoyar o no una maniobra política adoptada extemporáneamente en la soledad del poder absoluto por quienes han sido cómplices del vaciamiento de la empresa y que no tienen autoridad moral, dados sus antecedentes, de conducir un proceso de transformación que está contaminado con las sospechas de negociados ocultos a los que son tan propensos sus protagonistas. Basta con subrayar una vez más que detrás de los anuncios rimbombantes del gobierno están los consejos de Roberto Dromi, artífice actual de las estatizaciones en marcha, pero liberal privatizador durante los noventa, responsable directo del quiebre económico y moral del país junto a Ménem y Cavallo.
    No se trata entonces, como decía el impetuoso joven Kicillof de quejarse porque la Revolución de Mayo fue hecha en 1810 y no en 1805, primero porque esta no es una revolución liberadora, aunque la mayoría de la oposición haya comprado el caramelo, y segundo, porque la junta de gobierno de estos días está formada por los mismos actores indeseables de ayer y no por patriotas en búsqueda de una nueva identidad nacional.

martes, 17 de abril de 2012

La malvinización de los ideales.


Muchas son las cualidades negativas que caracterizan al gobierno argentino actual, personificado estrechamente en la figura de la Presidenta. Una de ellas es la testadurez. Serio defecto para un político, que teóricamente debiera ver la realidad en la que se desenvuelve, y más a aún para la Presidenta de un país, cargo que supone el sentido de la responsabilidad por sus actos y la serenidad en la adopción de sus decisiones. Nadie con sentido común puede dejar de imaginar que el concepto de expropiación en estos días no debe sonarle bien a integrantes del Grupo de los Veinte, ni a los representantes de los gobiernos de América que asistieron a la reciente reunión en Cartagenas de Indias. Nadie tampoco puede ignorar que el proyecto de expropiación de Repsol-YPF en el que venía trabajando el gobierno argentino durante las últimas semanas fuera conocido en alguna de sus versiones por más de un mandatario y o funcionario influyente de otros países, y que la Presidenta Kirchner haya recibido opiniones desfavorables sobre su puesta en vigencia. No obstante, el gobierno argentino, en otra de sus actuaciones memorables, salió ayer, con bombos y platillos a romper públicamente el contrato de privatización de YPF firmado por el Presidente Menem en los noventa y empujado y festejado por los Kirchner quienes supieron guardar bien guardados fuera del país los dividendos obtenidos. Especialista en los golpes de efecto, como buena actriz de una compañía dedicada a los espectáculos masivos, la Presidenta hizo un pormenorizado análisis del deterioro de Repsol-YPF desde el inicio de su sociedad, mostrando números de deterioro vergonzoso que terminó con la pérdida del 50% del gas del subsuelo y el 25% del petróleo argentinos, la obsolencia de la refinerías existentes en el país, y la creciente importación de gas y gasoil a precios que superan el superávit comercial del país. Lo curioso es que la Presidenta criticaba una política de vaciamiento de una empresa que era pasible de control del Estado argentino que se había desentendido de su función por espacio de los nueve años que lleva la conducción de los Kirchner. Pero acentúa el patetismo de la presentación, que se nombrara como interventor de la empresa nada menos que al ministro de Planificación Julio De Vido, responsable principal de la política energética del país, en la que ha demostrado una completa ineficiencia. Su segundo en la Comisión Interventora y viceministro de Economía es el joven Axel Kicillof, de La Cámpora, que en el día de hoy, en el Senado de la Nación, en mangas de camisa y con la actitud belicosa y exaltada de un representante de un centro de estudiantes, se despachó con diatribas dirigidas al grupo español desplazado, en su visión interesada único responsable de la debacle de la empresa, y a los tímidos críticos del proyecto que por ahí han asomado, según el más puro estilo K de soberbia y descalificación.
    Nadie puede entender aún los motivos que pretenden justificar tan grave medida a pesar de las dificultades de caja del gobierno, del brete judicial en que está metido por mérito de su vicepresidente, de la inflación creciente que parece no tener techo, de los reclamos sindicales no satisfechos, del divorcio con las otras fuerzas políticas y con la mitad de la ciudadanía, del enfrentamiento mortal con la prensa no adicta, de la pérdida de credibilidad de la prensa complaciente. Es imposible no temer las represalias económicas y políticas de la Comunidad Europea por esta acción, las deudas potenciales por los juicios, y las descalificaciones internacionales para futuros préstamos o alianzas estratégicas, las consecuencias del repliegue de la Argentina en nombre de una soberanía abstracta que ayer sintonizaba con Malvinas en un duelo casi personal con Cameron, y hoy con España en un toreo a muerte con Rajoy. Pero lo más preocupante es de dónde va Argentina a sacar dinero para las inversiones que se reclaman para la exploración y la extracción, para la modernización de las plantas de refinación, y para la inevitable importación de hidrocarburos hasta que la empresa llegue al tan ansiado y lejano autoabastecimiento. Y en el caso supuesto que esos capitales aparezcan, ¿con qué se cubrirán las pérdidas diarias de Aerolíneas Argentinas?, ¿y la inversión en los trenes que se estrellan en las estaciones por falta de mantenimiento?, ¿y los agujeros presupuestarios de la Salud Pública que hoy permite que se dé por muertos a recién nacidos sanos?.
    Pareciera que el gobierno siempre tiene a mano algún tema aglutinante y distractor que ocupe la tapa de los diarios, el espacio de las radios y los noticieros de la televisión, en un despliegue enloquecedor que divide cada día más a la ciudadanía entre partidarios progresistas y gorilas enemigos de la Patria. Que elige cuestiones que tocan las fibras más sensibles del sentido patriótico de la gente y desempolva las convicciones de la juventud idealista, como las de Fernando "Pino"Solanas, peronista de izquierda, permanente crítico del gobierno que ayer salió a apoyarlo por la medida “patriótica” por fin adoptada .
    Ayer, al ver estupefacto a la Presidenta presentando alegremente su proyecto, recordé la ocupación de las Malvinas por los militares hasta entonces desacreditados por sus desaciertos, y la Plaza de Mayo que se llenó con un pueblo que de la noche a la mañana salió a apoyarlos en una gesta inspirada en ideales de liberación aprendidos desde el jardín de infantes. Y pensé que es inmoral apelar irresponsablemente a causas tan caras para el sentimiento de la gente con el único fin conservar los privilegios en las alturas del poder.

domingo, 15 de abril de 2012

De improvisados y líderes regionales.


Un sueño constante de Argentina, desde fines del siglo diecinueve, cuando parecía que esa posición era acertada,  era el de ser líder regional. La Historia argentina está llena de ejemplos de improvisaciones y desaciertos, pero mayores que los esperables en el devenir de la vida con sus múltiples personajes y sus cambiantes circunstancias. Seguramente, miles de interpretaciones llenas de ingenio y de sabiduría, y algunas otras de cinismo y cretinismo, pretenden cambiar el sentido de los hechos acontecidos aunque en general, estos suelen expresarse por sí solos sin necesidad de los iluminados de siempre que pretenden explicarlos. Fueron improvisados todos los militares que durante el siglo veinte, para no ser tediosos en el análisis previo de la Historia, produjeron golpes de estado. Fueron improvisados los terratenientes que confiaron en que la producción del campo era ilimitada y no requería más que tiempo para que las vacas engordaran. Eran improvisados una pléyade de presidentes constitucionales argentinos entre los que se destaca Fernando de la Rúa, cuando fueron elegidos como candidatos por sus partidos o sus alianzas circunstanciales, a excepción de escasas figuras como la de Arturo Frondizi que reunía todas las cualidades de un estadista con mayúsculas con formación, postura y visión excepcionales. Fue improvisado Perón, rodeado de fascistas y ladrones, estimulando a la juventud de izquierda con mensajes de Mao, y dejando los destinos del país, antes de morir, en manos de una mujer inepta e inestable y de un ministro sanguinario. Fue improvisado el sindicalismo argentino, en la recuperación de la democracia, al sabotear el gobierno de Raúl Alfonsín con once paros generales. Fue improvisado Alfonsín en pactar con los militares en memorables pascuas para luego ceder en las ignominiosas leyes de la obediencia debida y del punto final. Fue improvisado Menem al rifar el país al mejor postor y al dar el ejemplo que la impunidad era válida en un estado democrático, arrastrando a una pléyade de delincuentes de guante blanco a seguir sus pasos con alevosía. Fueron improvisados los Kirchner cuando, entre otras cosas, apoyaron la privatización de YPF durante el gobierno de Menem, tomaron con beneplácito la parte del tesoro que resultó de la operación, y lo giraron al exterior para resguardarlos de los riesgos de la debacle que se aproximaba en el 2001 y de la que algún dato revelador de seguro tenían como para ser precavidos. Fue improvisado Duhalde al confiarle el gobierno a quienes serían sus mortales y definitivos enemigos. Fue improvisado Néstor Kirchner cuando pateó el tablero del campo que le llenaría los bolsillos con las utilidades de un yuyo llamado soja y lo salvaría en los años por venir de los angustiantes faltantes de caja. Fue improvisada Cristina Kirchner cuando se rodeó de los imberbes de “La Cámpora”, encabezados por su enigmático hijo Máximo, quienes suelen asesorarla en temas de política y economía de alto vuelo para hacerla quedar como el hazmerreír de un mundo que no se traga fragmentos chamuscados de textos de una izquierda básica de pregrado ni de nacionalismo burdo del siglo diecinueve.
    Como ha dicho uno de los ideólogos clarividentes del peronismo, Pacho O′Donnell, producto de la etapa del peronismo de izquierda de los setenta enmarcado por la errada concepción de la lucha armada contra la sinarquía internacional y la burocracia sindical, en los noventa todos los peronistas se abroquelaron detrás del proyecto privatizador de Menem, incluyendo a O′Donnell, claro, que admiraba la inteligencia de tal presidente, y a Néstor Kirchner, que lo había calificado como el mejor presidente después de Perón. Menem arrasó a YPF con la aprobación del congreso nacional, y fue el artífice del proyecto Roberto Dromi, el mismo que en estos días trabaja ayudando al Gobierno en proyectos de reestatización. La beneficiaria de la petrolera fue Repsol de España, quien compró el 57% del paquete accionario en los noventa. En el Directorio quedó una representación del Estado con voz y voto con capacidad de controlar la liquidación de las utilidades de la empresa por los accionistas y las inversiones para asegurar la marcha de la misma, no mostrando particular interés en estas últimas en once años. Poco antes de morir, el presidente Kirchner facilitó al grupo Eskenazi, ajeno al negocio de los hidrocarburos, la participación en un 25% del paquete sin el requerimiento de ningún pago inmediato sino a cuenta según futuras utilidades. Desde fines del año pasado y con progresivo ímpetu durante el corriente, el Gobierno desató una tormenta de acusaciones contra Eskenazi y la empresa española, haciéndolos únicos responsables del vaciamiento de la empresa que abastece el 50% de la producción petrolera de España y gran parte de la argentina. La consecuencia fue la baja en la bolsa de las acciones de Repsol YPF en clara maniobra de depreciación para una futura adquisición ventajosa. Así, en la última semana, surgió con fuerza la versión de que ya estaba preparado el proyecto de nacionalización de YPF con la adquisición por parte del Estado de más del 50% de las acciones, proyecto que sería dado a conocer el jueves pasado por la Presidenta en persona en una de sus actuaciones pseudopúblicas con su clac. El proyecto pormenorizado había sido hecho público por el diputado del GEN Gerardo Milman, a cuyas manos había llegado por un alto funcionario del gobierno. Sin embargo, la Presidenta se abstuvo de hablar media palabra siquiera del documento, y al día siguiente, en varios programas oficialistas de informaciones se estaba diciendo que, nuevamente, el poder mediático había inventado una novela para perjudicar al Gobierno. Lo cierto, es que la Presidenta había sido citada, el mismo jueves, a una reunión a solas con el presidente Obama en Cartagena de Indias, después de haber recibido quejas de inversores estadounidenses tenedores de acciones de Repsol YPF, y una grave acusación de España y la Comunidad Europea contra Argentina, quien no sólo se conformaría con aplicar medidas imprevisibles y caprichosas que regulan sus importaciones de manera caótica, sino tiraría por la borda acuerdos internacionales con países poderosos con los que tiene compromisos ineludibles y operaciones comerciales pendientes.
    Axel Kicillof, viceministro de Economía y militante de “La Cámpora” fue el propulsor del proyecto, que incluía una presión para que Repsol desinvirtiera en todos los lugares del mundo para trasladar sus recursos a la Argentina, según un reclamo que pretendía la devolución de todas las ganancias de la empresa de los últimos años. La Presidenta, alertada incluso por el poderoso y tosco Moreno quien vio el proyecto como inconveniente, volvió sobre sus pasos mientras todos los diarios españoles la sometían al escarnio.
    En las tapas de los diarios de hoy aparece la Presidenta junto a Obama, quien parece consolarla mientras toca sus manos, después de advertirle: “Bueno, ahora Cristinita, a no hacer más travesuras. Sé que no fue intención tuya molestar a mis muchachos que tiene en juego 4000 millones de dólares invertidos en Repsol YPF, ni a los gallegos que consideran que YPF es la perla de su tesoro. Sabes que ellos tiene mal carácter pero además son amigos de los otros europeos que, estoy de acuerdo contigo, son muy odiosos, pero están un poco enojados con el bruto ese de Moreno que tienes allá en la puerta de la aduana y no deja entrar una de sus mercaderías. Al respecto deberías ir pensando que hacer con ese muchacho. ¡Ah!, y con ese otro jovencito, ¿cómo se llama?, ¡ah sí!, Kicillof, que parece tiene mucha imaginación y ha leído muchas historietas”, decía Obama mientras guiñaba un ojo a Dilma Rousseff, que sentada en la mesa de enfrente, no podía olvidar las palabras que el  presidente norteamericano había emitido un rato antes en una mesa de trabajo: “Brasil está en condiciones de ser un gran líder regional”.

miércoles, 11 de abril de 2012

Mafia



La bochornosa causa por corrupción del vicepresidente Boudou, que en un país más o menos normal debiera concluir prestamente con su renuncia, se está convirtiendo en uno más de los ovillos que suele preparar el gobierno de la presidenta Kirchner con el único objeto de mostrar incólume su poder, siempre amenazado según la óptica oficial, por oscuros intereses de corporaciones mediáticas a las que se agregan recientemente otras judiciales, en una especie de cruzada donde un gobierno puro, inocente y bondadoso, único en la Historia por su acción liberadora y justiciera, es atacado día y noche por las fuerzas del mal que poseen enormes influencias e intereses irrenunciables. La causa aludida, conducida por el fiscal Rímolo y el juez Rafecas ha avanzado lo suficiente como para allanar un departamento de Puerto Madero, de propiedad de Boudou, donde se halló documentación que probaría la vinculación del vicepresidente con el beneficiario de la ex Ciccone Calcográfica, ayudada por la AFIP y en forma inédita por el ministro de Economía de entonces (Amado Boudou) para el levantamiento de una quiebra y el otorgamiento de la empresa al monotributista Vanderbroele acusado en los medios por su esposa de ser testaferro de Boudou. El allanamiento fue tomado por sorpresa incluso por el mismísimo vicepresidente que no pudo poner en juego su maquinaria de influencias para frenarla, y entonces la ira de la Presidenta, indignada por el riesgo que su fusible ladero estuviera cayendo por el tobogán de una fuerza judicial irrefrenable, hizo renunciar al prestigioso abogado e ícono del peronismo histórico, el Procurador General de la Nación, Dr. Esteban Righi, jefe de los fiscales, por no haber impedido la maniobra. De nada valieron los antecedentes históricos ni las eficientes defensas que el estudio de Righi hizo del finado Kirchner en persona o del inefable Guillermo Moreno. Y no sólo se lo obligó a renunciar sino que el vicepresidente, con la venia de la Presidenta claro, no tuvo ningún empacho en ensuciar la figura de Righi y de sus familiares, integrantes del estudio que llevan adelante desde hace años, acusándolos de ejercer tráfico de influencias. Inmediatamente, la Presidenta ubicó como candidato a reemplazarlo al titular de la SIGEN, hombre del riñón de Boudou, obediente soldado del kirchnerismo pero sin antecedentes académicos ni de gestión en el alto e independiente puesto que supone la titularidad de la Procuración General de la Nación. Pero como si eso no bastara, y decididos a terminar de una vez con la “corporaciones mediática y judicial”, se encuentra en marcha a la manera de un desembarco de la infantería, un pedido oficialista de destitución del fiscal Rímolo y del Juez Rafecas, ambos prestigiosos profesionales del Derecho de indiscutibles méritos, mientras la flota de la Armada (el periodismo servil) bombardea día y noche a quienes pretenden practicar el ejercicio de la justicia, sólo que, gran pecado, contra el poder, que todo lo tiene y todo lo quiere.
    Los ciudadanos comunes miramos azorados cómo se entorpece descarada e irresponsablemente la dinámica de las instituciones, y constatamos una vez más que  la mafia existe en la Argentina y está enquistada en los más altos puestos de la conducción política.

martes, 10 de abril de 2012

Milagros y mala praxis.


Desde la mañana sonó en Buenos Aires la noticia que el martes pasado, en el Hospital Perrando, el más grande y calificado del Chaco, se había dado por muerta una recién nacida que resultó estar viva y sana. La madre, con una gesta de seis meses había dado a luz una niña presumiblemente nacida muerta y llevada a la  morgue de la institución sin que el equipo de obstetras y neonatólogos intervinientes accedieran a la solicitud de sus padres para verla. Encerrada dentro de un pequeño ataúd y en una heladera, la niña estuvo doce horas hasta que su padre, aceptando la insistencia de su esposa, desclavó la tapa del ataúd, constatando que la beba estaba viva y saludable aunque con escarcha sobre su cuerpito. Por la tarde, escuché el relato de un periodista de TN que desde el Chaco pormenorizaba los detalles del caso subrayando “…si esto no es un milagro…¿qué es?...”
    El Chaco es una provincia conocida y destacada, entre otras cosas por el alto nivel de pobreza de la mayoría de sus habitantes, por la vergonzosa segregación de la población indígena, y, fundamentalmente por estar gobernada por un joven extremadamente ambicioso, con sueños presidenciales y simpatías cultivadas y correspondidas con los Kirchner. Es archiconocido que en Argentina no es necesario ser conductor de un estado ejemplar ni ostentar una moral inmaculada para alcanzar los mayores honores en el protagonismo político. De hecho esas son las cualidades que históricamente menos han calificado para tales fines.
    Pero el director del Hospital Perrando subrayó que el personal de la institución que dirige es altamente calificado y el subsecretario de Salud de la provincia calificó el hecho como “desgraciado”.
    Es proverbial el mecanismo inédito del funcionamieno de la inteligencia en los argentinos, y quizás esto explique nuestro fatal destino. Nadie puede dudar a esta altura que el nivel médico de los profesionales que atendieron a la beba en cuestión no es, en modo alguno, sobresaliente. Que por este hecho el Hospital Perrando no puede desde ahora y por mucho tiempo considerarse una institución de salud destacada. Que el hecho acontecido no fue, en absoluto desgraciado. Y, finalmente, para contestarle al agudo periodista de TN que debiera cuidar mucho más sus observaciones públicas, no fue éste un milagro sino una vergüenza. En síntesis, a la beba recién nacida nadie del equipo que la atendió fue capaz de detectarle los signos vitales. Que el personal que trató con sus padres careció del menor tacto al prohibirles ver el presunto cadáver. Que la Secretaría de Salud del Chaco y la Dirección del Hospital Perrando deberían seleccionar y actualizar a su personal con mayor ahínco.
    Queda aún una única esperanza: que los médicos intervinientes, el Director del Hospital y la Secretaría de Salud del Chaco reciban todo el peso de la ley por mala praxis y abandono de persona. Aunque dudo los alcances de una medida semejante, especialmente en los niveles de conducción más altos, porque conocemos la fortaleza de las redes de seguridad que desde Olivos se tienden a los aliados y a los amigos.

sábado, 31 de marzo de 2012

El precio de las insensateces


Malos vientos soplan. Pero no sólo para funcionarios del gobierno y para Cristina. Lo que más duele es que para la mayoría de los argentinos que viven de sus trabajos o de sus jubilaciones. No mencionemos a los que engrosan día tras día la masa de los que están bajo la línea de flotación (desocupados, habitantes de villas, jóvenes pobres que no han ingresado jamás al mercado laboral, etc.), porque para ellos la vida siempre ha sido de privaciones, e ignorando la dinámica de la movilización social ascendente producto del estudio y del trabajo (que aunque no se crea se conoció alguna vez en la Argentina), bastante puede palear  un subsidio que evite morirse literalmente de hambre aunque deba ser pagado con un voto dirigido o algún que otro viaje a la plaza de mayo organizado por un puntero o un dirigente de La Cámpora. A pesar de ser vicepresidente de la Nación, como todo joven identificado con la época, Amado Boudou es amante de las redes sociales, y suele escribir en Twitter. Casualmente, ayer, expuso profundas reflexiones y brindó sabios consejos, porque vicepresidente que da consejos más que vicepresidente es un amigo: “Cuando les dicen que ‟ falta algo sepan que hay intencionalidad política. No se dejen llevar por aquellos q no aceptan responsabilidades y se dedican a criticar”. Nada menos que Boudou, comprometido en una causa de corrupción (caso Ciccone) que progresa vertiginosamente de la mano del incuestionable juez Daniel Rafecas que ha sumado a la Unidad de Información Financiera (UIF) para colaborar en la investigación judicial, de la que pretenden ya desprenderse fieles súbditos del nivel de Randazzo y Aníbal Fernández quienes han declarado que no pondrían las manos en el fuego por Boudou. Al decir Boudou que cuando presuntos “enemigos” declaran que falta algo hay intencionalidad política, puede interpretarse que las declaraciones suelen esconder intencionalidad política, y en consecuencia, las suyas no resultarían una excepción, máxime porque es un político en la cresta del poder. Y que si bien es cierto que alguien que critica al gobierno pude potencialmente mentir para perjudicarlo, no cabe la menor duda que integrantes del gobierno harían lo mismo con sus críticos. ¿O el gobierno nacional está integrado por ingenuos o inexpertos? Del mismo modo, la lógica kirchnerista basada en el carácter "genuino" de un gobierno “nacional y popular” que “defiende los derechos del trabajador” , “amenazado por las oscuras fuerzas de las corporaciones” que “ejercen todo tipo de presiones para hacer prevalecer sus intereses contrarios a los del pueblo”, llámese diario Clarín o La Nación, o empresas norteamericanas y europeas que pretenden imponernos su reglas, reconoce que existen en el mundo y aún en Argentina oscuras fuerzas que ejercen todo tipo de presiones para hacer prevalecer sus intereses y que pretenden imponernos sus reglas. Si mienten, como en el gobierno afirman, Clarín y La Nación, o mienten Cristina, Boudou, Randazzo, Fernández, Moreno, etc., etc., es puramente cuestión de fe o convicción personal, salvo que quien nos juzgue tenga la seguridad que somos débiles mentales para elaborar un juicio sobre la realidad que nos rodea. Y a veces sí que conviene echar al aire tales presunciones, máxime cuando hay alguna causa judicial difícil de frenar. Días pasados en el programa radial matutino de Víctor Hugo Morales, curiosamente siempre concordante con todos los enunciados del gobierno, pasaban grabaciones de mensajes de presuntos oyentes que declaraban sentir lástima por la gente que veían comprar “Clarín” en los kioscos sabiendo que eran pobres víctimas del engaño que las corporaciones ejercen sobre los ciudadanos indefensos. Del mismo modo, uno podría preguntarse si escuchar ese programa tan coincidente con las apreciaciones del gobierno sobre la realidad, no resulta un peligro para el ciudadano que pretende informarse y recibe en cambio una catarata de propaganda oficialista no exenta de diatribas para quien intente alzar una crítica contra un gobierno que parece no equivocarse nunca.
    Mientras tanto, Argentina recibió de la Organización Mundial de Comercio (OMC) una durísima e inusual advertencia de cuarenta países por las caprichosas medidas de restricción a las importaciones que lleva a delante el secretario Guillermo Moreno, y que no sólo compromete las utilidades de las empresas de tales países sino a la industria nacional que requiere 75% de insumos importados para elaborar sus productos, y al abastecimiento de los ciudadanos en cuanto a libros, medicamentos (entre otros Citostáticos, Metroclopramida y Midazolán) y reactivos para estudios de laboratorio (falta de reactivos para determinación de CD4, prueba de control fundamental para el seguimiento terapéutico de los pacientes con SIDA),  para no hablar de la multitud de productos que hacen al confort de la vida moderna y son patrimonio, cada vez, de menos personas dispuestas a invertir su dinero en lo que se les ocurra. Se cuestionan la falta de cumplimiento de normas preestablecidas y el mecanismo caprichoso de aprobación de trámites para las importaciones. Son harto conocidos los métodos grotescos y nocivos del superministro Moreno, en reuniones con empresarios en salones llenos de globos que sentencian “Clarín miente”, en las que adopta decisiones basadas en su real antojo y capricho, hace alarde de su poder con amenazas y burlas y se mueve con la soltura de quien se cree dueño de todos los destinos como patriota y salvador de la Patria, envalentonado por una presidenta que se enorgullece de su elección cuando todo el mundo (literalmente) se la cuestiona. Pero, sin embargo, el canciller Timerman y la secretaria de relaciones económicas Cecilia Nahón (proveniente de La Cámpora) salieron a contestar al mundo con una línea de defensa “lamentable”, “absurda” y “de otra era” según valoración de fuentes diplomáticas latinoamericanas, que subrayaba el poder soberano de la Argentina para fijar sus propias estrategias comerciales en contra de las apetencias de los grandes países y negaba sus procedimientos burdos y las mentiras de las estadísticas elaboradas por el INDEC ya insoportables para los organismos internacionales. Todo por tapar una realidad que se palpa en la calle todos los días y se reafirma con la certeza que la inflación crece, según los precios que la canasta familiar impone. Y la convicción que nada queda en la caja y que el gobierno hará esfuerzos desmedidos para evitar que salga un solo dólar y para reproducir los billetes de pesos argentinos que hagan falta, aún en la empresa Ciccone, y más aún en ella que en cualquier otra, porque si algo se destaca en este gobierno es la testadurez de ligarse a lo que se le cuestiona (véase INDEC, Moreno, minería a cielo abierto, Hebe de Bonafini, etc., etc.).
    Sin embargo, siempre habrá un dos de abril para recordar a las Malvinas, y un 24 de marzo para conmemorar el golpe que dejó secuelas de torturas y muertes, asesinos sueltos y cómplices civiles distraídos, pero también sobrevivientes ex revolucionarios esclarecidos, algunos de los cuales se convirtieron en  asesores del tipo de empresas multinacionales que cuestionaban en sus años mozos, y otros, en funcionarios de gobierno con los mismos tics que aquellos a los que ellos mismos atacaban en su momento por corruptos, ladrones, mentirosos y oportunistas.
    La sabiduría popular (que nunca se equivoca) se expresa en las pintadas de las paredes, como la de Méjico y 24 de Noviembre en Capital con firma de La Cámpora (“la Argentina vuelve a tener madre”), o la de Hipólito Irigoyen a la altura de la fábrica Cristalux en Avellaneda con firma de la JP (“hay que tomar las empresas británicas”), enfocando la realidad según los más profundos preceptos revolucionarios y liberadores. Entretanto, la estabilidad de Moreno peligra y se desmorona, así como la credibilidad y los recursos del modelo que morirá producto de su inconsistencia antes que haya sido profundizado, según consignas preelectorales lanzadas entre otros esclarecidos por Andrea del Boca, gran pensadora. No importa en realidad si Moreno deba irse, porque debe irse de una vez, o que Boudou caiga en desgracia como Cobos, porque no basta no concordar en una votación para ser castigado por el kirchnerismo, y tampoco importa si la credibilidad de la Presidenta se resiente porque, en definitiva, todo verdor perecerá según Mallea. Lo lamentable es el costo que nosotros, los ciudadanos comunes debemos pagar por tantas insensateces.

miércoles, 14 de marzo de 2012

CENSURA Y CINISMO


En la madrugada del 14 de marzo pasado se cometió un nuevo acto de censura a una voz discrepante con el gobierno. En este caso se trata nada menos que de Alberto Fernández,  ex jefe de gabinete, ultrakirchnerista que defendió el modelo desde su inicio y ayudó a fortalecerlo hasta que cayó por oscuras causas en el profundo pozo ciego que caracteriza a este gobierno y fue eyectado sin piedad como elemento desconocido y perturbador, como a un verdadero enemigo del modelo a profundizar indigno del menor respeto a pesar de su sus antecedentes. El nuevo pecado fue aceptar la invitación al programa de Marcelo Longobardi en C5N después de lanzar en público múltiples críticas a la gestión de la Señora Cristina. En medio de la entrevista en la que el ex funcionario emitía sus opiniones disonantes con la música oficial el programa fue abruptamente interrumpido, y no volvió a emitirse como suele hacerse con el resto de los programas periodísticos de cable después de la medianoche. Fernández , indignado, dijo que prefería no opinar sobre la posibilidad de una censura porque lo consideraría de una mediocridad suprema. Lo cierto es que deslizó que en el canal le informaron que por órdenes de la conducción de C5N se había decidido suspender la emisión después de varios llamados de funcionarios oficiales influyentes. Graciosas sino indignantes fueron las palabras del poderoso dueño de la emisora además de otros multimedios, Daniel Hadad, subrayando que el día que se enterara que Alberto Fernández fuera censurado abandonaba la profesión. Parece apropiado acercarle la hoja de la renuncia para que firme, ¿no?

domingo, 11 de marzo de 2012

El fracaso de los infalibles


Resultaba impresentable aún antes de ser tocado con la varita mágica de Cristina cuando lo eligió como compañero de fórmula, ante su asombro de adolescente descontrolado por tanto privilegio y la inquina de los otros postulantes que creían haber hecho méritos mayores y de muchos otros de los miembros del gabinete que lo despreciaban por variadas causas. Tenía la imagen de poco serio con su cabello al viento y su sonrisa permanente de artista del espectáculo sin obra conocida. Ya en esa época, cuando nadie se fijaba demasiado en él había chapeado su influencia de ministro de Economía para muchos trámites que le convenían, entre ellos la ayuda en tiempo meteórico para el salvataje de Ciccone Calcográfica, la imprenta destinada nada menos que a la emisión monetaria de un país, jaqueada entonces por una enorme deuda y un sinnúmero de irregularidades administrativas, contables e impositivas por las que la AFIP había demostrado  particular interés y sentido solidario. Ya vicepresidente de la Nación, y gastado en público en varias oportunidades por la Señora Presidenta quien lo acusó de “cheto” por vivir en el carísimo barrio de Puerto Madero, el mismo donde la primera Mandataria adquirió varias propiedades hace pocos meses, cometió actos impropios de su alta investidura tales como presentarse como guitarrista rockero vestido con bermudas en fiestas de oscuras características motivando la ira del enigmático y todopoderoso Máximo, el hijo heredero. Pero allí no terminó la cosa. A pesar de la maquinaria propagandística oficial transformadora de la realidad que aseguró que una operación de Clarín y La Nación estaba levantando una nueva ola de vergonzosas mentiras en contra del vicepresidente y por ende, de la Señora Cristina que lo había designado en tan alto y significativo cargo, apareció una dama desconocida que aseguró en los medios que su esposo era el testaferro de Boudou. No se sabe, claro si la Señora Laura Muñoz, la autora de la denuncia, es del riñón de Magneto, pero en el seno de la esclarecida “La Cámpora” suena fuerte esa versión, abonada por la acción del periodismo genuflexo. Pero a partir de entonces se sucedieron hechos que hicieron progresar con velocidad inusitada una causa por corrupción en la que está seriamente comprometido el primero en la sucesión del Poder Ejecutivo Nacional, amigo declarado del presidente  de la ex Ciccone Calcográfica, Alejandro Vanderbroele, esposo de Laura Muñoz. El vice Presidente  calló durante más de una semana, luego desmintió los cargos y su amistad con Vanderbroele, y pocas horas más tarde debió reconocer que había mentido en algunas cuestiones. Cuando todo hacía preveer un ineludible traumatismo con secuelas, salieron a rescatarlo, por orden de la Presidenta, algunos funcionarios, entre otros el inefable responsable de la AFIP, quien, cual consumado cantor de orquesta típica, delante de las cámaras desplegó un concierto de tango con lágrimas y todo que tenía como objetivo limpiar la imagen deteriorada del vice, muy comprometida aún para muchos funcionarios y consejeros oficialistas, algunos muy cercanos a la Presidenta que le reprocharon al oído "¿no te dije que era un boludo?"
    A pesar de tantas sospechas bien fundadas, y las claras evidencias a los ojos de la gente despierta, la causa no prosperará (como es usual). El vice Presidente tiene fueros y además es integrante de este Gobierno, y como si fuera poco, la Presidenta ha decidido defenderlo (en defensa propia). Pero como en los casos de los sobornos de Skaska, el enriquecimiento ilícito de los Kirchner, o el caso de corrupción por la construcción de viviendas por  las Madres de Plaza de Mayo en el que estaba comprometida su titular, Hebe de Bonafini,  todo se diluirá en las aguas agitadas del oficialismo, cada vez más agitadas porque todo en la vida tiene sus límites.
    Uno se preocupa ante el presente y se atemoriza por el futuro, ante la convicción que en el Gobierno se producen hechos de corrupción inocultables, que la realidad es más dura de lo que los discursos pretenden disimular, y que los dirigentes, aun los más brillantes y maravillosos se equivocan a veces, aunque más no sea para elegir a sus colaboradores.



sábado, 10 de marzo de 2012

La valla


Estuve de vacaciones. Viajé al norte en mi automóvil con mi mujer como copiloto. Salimos de Buenos Aires un sábado a la mañana por la ruta 9 a través de la autopista Buenos Aires- Rosario y por la de Rosario-Córdoba llegamos al atardecer a la capital mediterránea donde pernoctamos. Reanudamos a la mañana siguiente el viaje por la 60 hasta la 157, y en San Miguel de Tucumán retomamos la 9 hasta Guemes, donde giramos a la izquierda por la nueva autopista General Guemes-Salta, y arribamos a Salta al atardecer del domingo. Durante diez días recorrimos Salta, sus alrededores, Cafayate, las ruinas de los Quilmes, Tilcara, Purmamarca, y Humahuaca, para regresar luego por la ruta 34 hasta Tucumán donde retomamos la 9 y regresamos Buenos Aires previa escala de una noche en Deán Funes. Esporádicamente, en algún televisor de un bar norteño vi con desagrado el primer plano de la Señora Presidenta con las enérgicas y amargas expresiones a las que nos tiene acostumbrados, y en esos momentos no estaba dispuesto a tolerar sus nuevos pretextos para no alterar la paz de mis vacaciones, por lo que seguí de largo. La única vez que me acerqué a un televisor para enterarme de qué se trataba fue la mañana del trágico accidente de la Estación Once. Ese día vi a miles de personas desesperadas buscando a sus seres queridos desaparecidos, cientos de bomberos transpirados y sucios en plena labor, policías auxiliando a las víctimas, ambulancias y médicos corriendo de un lado a otro, tumultos de pasajeros exasperados atacando las instalaciones de la estación y quejándose de viajar diariamente como vacas hacia el matadero. Vi todo eso con el corazón acongojado. Pero no vi a la Señora Presidenta que parece se había ido a refugiar a su “lugar en el mundo” como suele llamar a alguna de sus mansiones del sur del país, en la que sus sirvientes le servirían su suculenta cena y luego su té de tilo y sus pastillas, mientras la pobre gente que viaja todos los días en trenes indecentes reconocía a la misma hora los cadáveres aplastados de sus hijos  o sus esposos o sus esposas. Pero que a la Presidenta que no le hablen de muerte porque ella sabe de que se trata, porque su amado esposo falleció en sus brazos a pesar que parecía eterno y todopoderoso, o al menos actuaba como si lo fuera. Su marido, cuya avidez de poder y dominio global le estrujó sus arterias coronarias prematuramente, constituye, para la Señora Presidenta, la vivencia equivalente de la gente común que sin otra ambición que  sobrevivir debe madrugar todos los días y tomar un colectivo atestado desde la esquina de su casa hasta la estación, y subirse a los empujones al vagón atestado y maloliente donde lo pisan, lo aprietan, lo golpean y le roban, y luego correr por los andenes hasta el subte en las entrañas de la tierra habitada por las ratas y los mendigos y los pordioseros, y los que duermen en los bancos de las estaciones porque no tienen donde dormir, y debe hacer las interminables colas para obtener el ticket del subte porque no tuvo oportunidad de conseguir la tarjeta SUBE, y debe luego correr hacia el andén del metro para tratar de subir a esos vagones repletos, donde se repiten a cada rato los vejámenes que conforman el viaje rutinario a su lugar de trabajo, y ese día hay paro, o se detuvo un coche sobre las vías o se suicidó un individuo arrojándose al paso, o hay menos vagones en las formaciones por dificultades  técnicas y los trenes están atrasados quince, veinte o cuarenta minutos, o el tren se detuvo en la oscuridad del trayecto y ordenan bajarse de los vagones, y jóvenes, viejos, embarazadas, y mujeres con bebés en los brazos, y viejos, o quebrados con muletas o paralíticos deben bajar del vagón y caminar por las vías entre las goteras que repiquetean en las cabezas o las napas que mojan los zapatos, y sigue la odisea para llegar a la siguiente estación, en medio de una multitud cansada, maloliente, agotada y malhumorada, y luego salir a la superficie y buscar un colectivo que pueda de una vez llevarlo al trabajo, habiendo perdido tiempo y el valor de un ticket de metro que nadie, nadie va a reconocer jamás. Pero eso en el fortuito caso que no haya un accidente previsible, absolutamente previsible como el de Once, en el que los informes de auditoría no fueron ni serán jamás oídos, sin que exista ninguna política de transporte que tenga en primer plano al ser humano que debe trasladarse por trabajo o por placer de un punto distante a otro. Nueve años de gobierno y los ferrocarriles argentinos son cada vez más inútiles y peligrosos, atados con el alambre argentino de la improvisación y de la complicidad asesina de los funcionarios para quienes existen los honores, las reuniones jocosas y burlonas de Olivos y de la Rosada, las genuflexiones a las reinas del Nilo,  los negocios personales y las coimas. Y esos señores y señoras ambiciosos y obedientes, bien vestidos, perfumados con esencias importadas, ascienden y ascienden cuando corresponde y van al fondo del infierno cuando llegan opiniones desfavorables a los oídos del mandamás o de la mandamás de turno. Sin embargo las penas son insignificantemente menores para los políticos oficialistas ansiosos de hacer carrera y dinero que para los pasajeros  de los trenes del suburbano que viajan diariamente como animales y llegan siempre tarde a sus trabajos, cuando no quedan cojos por algún accidente o pierden directamente la vida porque unos inútiles a sueldo no cumplen con el mandato para el que fueron elegidos precisamente por sus mismas víctimas.
    Me cansé en mi viaje de vacaciones de atravesar rutas mal mantenidas y señalizadas como la 60 o la 157, o la 9 a la salida de Tucumán, y del mal estado de la mano lenta en gran parte de las calzadas por la acción de los pesados camiones y buses que se han convertido, con anuencia oficial, en los amos de los caminos en detrimento de los automóviles que se hunden peligrosamente en las zanjas cavadas por los vehículos de gran porte y no arregladas por vialidad o las concesionarias según los casos, que retrasan su avance por colas de camiones con larguísimos acoplados, o que arriesgan su integridad por la imprudencia de los choferes profesionales. Y los camiones y los buses se adelantan imprudentemente ocupando la mano rápida cuando se les da en ganas y sin avisar previamente confiados seguramente en que serán mínimamente dañados en caso de colisión y desinteresándose absolutamente por la vida y la seguridad de los que vienen detrás. Mientras tanto, las Policías Provincial y Federal, y Gendarmería, persiguen a los automovilistas particulares pidiéndoles cada diez kilómetros la licencia, la cédula verde y el seguro (en Córdoba, desde Deán Funes hasta Colonia Caroya me detuvieron cinco veces para exigirme la misma documentación) pero no vi a ningún policía detener a ningún chofer de camión u bus por alguna de las múltiples infracciones de tránsito que constaté en el trayecto de más de 4000 kilómetros.
    Sobre la Panamericana y a 50 Km de Buenos Aires, el regreso de un día viernes por la tarde se vio retrasado a paso de hombre por lo que después conoceríamos obedecía al corte de la Illia por representantes de la villa 31, lo que motivó un retraso de tres horas para llegar a nuestra casa. Atravesamos Paseo Colón y pasamos frente a la Casa de Gobierno, en cuyo frente, estaba estacionado un flamante helicóptero con motor de reacción de las Presidencia de la Nación que aguardaba la salida de la Primera Mandataria de su trabajo para trasladarla en breves minutos hasta Olivos. En la vorágine del regreso convulsionado, entre miles y miles de autos que pretendían atravesar ese cuello de botella con pequeños avances que recalentaban el motor y el ánimo de los conductores que deseaban llegar a casa después de un arduo día, reflexioné sobre el origen de las apreciaciones oficiales y la interpretación de la realidad por parte de los funcionarios. La valla de la avenida que separaba nuestros vehículos de sufrientes ciudadanos del helipuerto de la Presidenta que saldría en un rato de la Casa de Gobierno sonriente y perfumada, era la valla de la realidad que la separa del resto de los mortales de su país, a quienes, por más que le pese, no conoce ni interpreta en absoluto aunque la hayan votado.