Cuando era niño creía
que el mundo era manejado por gente muy importante. Se me hacía que la
complejidad de lo externo requería personas adultas muy capacitadas para
manejar los hilos de la realidad cotidiana, y, por supuesto, veía a los
dirigentes absolutamente superiores, alejados de la tierra en la que yo, mi familia entera,
mi barrio, y la gente de mi escuela nos desenvolvíamos. Muchos años más tarde,
creo que con la asunción de Isabel Perón al gobierno, tuve, por vez primera,
la convicción que en el poder puede estar cualquiera, aún con la menor de las
habilidades, y que los discursos y las acciones de los dirigentes pueden ser
defectuosos, errados e ineficientes. Desde entonces siempre constaté que mi
descubrimiento fue acertado, y que es la excepción, y no la regla, que quienes
conducen, son los más capacitados para hacerlo. Suben simplemente
los que están ahí en el momento oportuno. Y así van las cosas y se desenvuelve
la Historia. Asimismo, mi fantasía infantil, alimentada por las lecturas, el
cine y la televisión, incorporaba como lúdicas las historias de la policía y los
ladrones, ubicando estas categorías en el plano de las abstracciones. Pasarían
años hasta constatar que los ladrones existían en la calle y podían arrebatarme
mis cosas y hasta mi vida con un revólver verdadero de metal cargado con balas
de plomo y no con cebita. Paralelamente, también incorporaría que los
funcionarios que aparecían entonces (no ahora, claro), como señores importantes
y serios, podían y solían robar, es decir, apropiarse del dinero y hasta del
destino de los otros desde las alturas del poder. En este momento de mi vida
veo absolutamente natural el desfile de incapaces y ladrones en los gobiernos
sucesivos de mi país, pero con las variantes que la evolución del tiempo
siempre trae: en este caso, el agregado de lo burdo y lo descarado. Siempre se
ha robado, según he aprendido de la Historia, pero ahora se hace sin reparos, a
cara descubierta, mofándose del perjudicado, tratando de confundirlo en su
percepción. ¿Yo te robé? ¡estás loco! ¡esta es una campaña contra mi
reputación! ¡me querés ensuciar! ¡siempre ha sido así en la Historia! ¿qué no
tenés la plata que llevabas? ¡yo qué sé dónde la pusiste!¡sí, debés vivir en
Ganímides!¡esta plata es mía!¡y la tengo en la mano, no en el bolsillo porque
se me antoja!¡mirá que te voy a robar a vos que no tenés un peso!¡por favor!¡a
mí no me encontrarás nada!¡no podrás mancharme!¡lo tuyo es un verso!.
Las cosas resultaron ser muchos más simples
y dolorosas de lo que parecían. Como que se pudiera pagar para conseguir un
favor político. Por ejemplo, coimear a un legislador de la oposición
simplemente para aflojar un quorum trabado a fin de sacar una ley que exige el
poder ejecutivo para recibir más efectivo para sus arcas vacías porque la
situación económica es un tembladeral y no se sabe cómo hacer para obtener más
dinero sin imprimir tanto, y nuestras imprentas no pueden imprimir dólares por
una absurda decisión del gobierno de los Estados Unidos que se cree el dueño
del mundo. Las coimas en el poder legislativo no son un invento de Fernando de
la Rúa que era muy ambicioso pero no tenía las luces suficientes como abrir caminos.
Lo cierto es que se siguen practicando aún durante los gobiernos nacionales y
populares y cuando los modelos se van profundizando en el contexto de las
fiestas de los negocios de los hombres (y mujeres) ejemplares del Gobierno, que
acumulan ganancias inéditas e increíbles durante sus gestiones y que caen
siempre bien parados aunque no tengan tiempo de quitarse los antifaces de
ladrones, haciendo desplazar Procuradores, jueces y fiscales, en revuelos
armados en la soledad de las usinas malignas de lascorporacionesmediaticasqueyaconocemosclarinmientemagnetodominavivimosenmediodeunacampañadesestabilizadoraporlosenemigosdelpuebloqueprtendenquevolvamosasercoloniaydesconocenqueesteesunnuevomodelorevolucionarioconducidoporunabrillanteysacrificadacompañeraquequedaraenlahistoriacomolasucesoradeevitaquesiexistieraseríamontoneraykirchneristamasprecisamentedelacamporaenemigosquemiententodoeltiempoinventandohistoriascomolasdenuestrovicepresidentequeesunejemplodeabnegacionyhonestidadysobremorenoqueesunpatriotaqueluchadenodadamentepornuestraindependenciaylacamporaqueeslajuventudrevolucionariaenamoradadelproyectodeelquedioslotengaenlagloriayquedaracomoelmayorpatriotadetodoslostiempos.
Al “principal” dirigente de “La Cámpora” de
la provincia de Buenos Aires, vicepresidente primero de la Cámara de Diputados
José Ottavis, amigo de Mariotto (con lo que queda todo dicho), ex duhaldista,
activo impulsor de las leyes recientemente aprobadas en la legislatura
bonaerense para aumentar los impuestos del campo y lograr el revalúo de las
tierras para que la Casa Rosada perciba frescos recursos en nombre de bienes
personales y gananciales, se lo expuso in fraganti manteniendo una comunicación
de mensajes por celular con una de sus colegas en el recinto."150mil x cabeza
ofrecen a los diputados de la opo, según palabras de Valeria Arata. Se está
corriendo eso…" quedó grabado en la cámara de Clarínmiente que con teleobjetivo
metió sus narices en el celu del brillante cuadro José Ottavis, “dirigente
maravilloso, un cuadro, un gran trabajador, pongo las manos en el fuego por
él”, según Juan de Jesús, jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria,
quien agregó: “lo hicieron para demonizar a los jóvenes”. No obstante el
ostracismo que los caracteriza y la inquina contra los medios de los
dirigentes kirchneristas y en especial de los de “la Cámpora”, Ottavis quiso aclarar las cosas, y tuvo ayer a
la mañana, curiosamente en el programa del relator Victor Hugo Morales, y sólo
en ese programa, tiempo de sobra para hacer su descargo. Con un discurso débil
y poco convincente aceptó haber recibido ese mensaje pero modificó levemente su
respuesta: “Bueno chicos no repitamos esas cosas y cuando se las dicen me las
dicen a mí personalmente” corrigiendo empecinadamente la versión previa de
Clarínmiente: “Bueno chicos, no contesten más cosas y cuidado”. Ottavis subrayó
“hay mala leche por parte de algunos medios. Tiene que ver con ensuciar a La
Cámpora”, y “No somos corruptos y queremos cambiar la realidad”.
Dicen que Ottavis es el
más peronista de los jóvenes brillantes de “La Cámpora” (que en su mayoría
parece provenir de las izquierdas universitarias y si no mírenlo a Kicillof que recuerda a un chico de un centro de estudiantes), que
puede que no tenga gente demasiado brillante a juzgar por los dichos y acciones
de sus representantes más conocidos. Sin embargo, viejos políticos peronistas
curtidos en las lides legislativas, o, dicho de otro modo, viejos zorros del desierto, como Cafiero, Manzano, Grosso, Figueroa,
Eduardo Menem, Pierri, Corach, Bauzá
entre otros, indignados por tantos desatinos, aleccionarían a la Presidenta: “Eso
le pasa, Señora, por meterse con pibes inexpertos…”