martes, 10 de abril de 2012

Milagros y mala praxis.


Desde la mañana sonó en Buenos Aires la noticia que el martes pasado, en el Hospital Perrando, el más grande y calificado del Chaco, se había dado por muerta una recién nacida que resultó estar viva y sana. La madre, con una gesta de seis meses había dado a luz una niña presumiblemente nacida muerta y llevada a la  morgue de la institución sin que el equipo de obstetras y neonatólogos intervinientes accedieran a la solicitud de sus padres para verla. Encerrada dentro de un pequeño ataúd y en una heladera, la niña estuvo doce horas hasta que su padre, aceptando la insistencia de su esposa, desclavó la tapa del ataúd, constatando que la beba estaba viva y saludable aunque con escarcha sobre su cuerpito. Por la tarde, escuché el relato de un periodista de TN que desde el Chaco pormenorizaba los detalles del caso subrayando “…si esto no es un milagro…¿qué es?...”
    El Chaco es una provincia conocida y destacada, entre otras cosas por el alto nivel de pobreza de la mayoría de sus habitantes, por la vergonzosa segregación de la población indígena, y, fundamentalmente por estar gobernada por un joven extremadamente ambicioso, con sueños presidenciales y simpatías cultivadas y correspondidas con los Kirchner. Es archiconocido que en Argentina no es necesario ser conductor de un estado ejemplar ni ostentar una moral inmaculada para alcanzar los mayores honores en el protagonismo político. De hecho esas son las cualidades que históricamente menos han calificado para tales fines.
    Pero el director del Hospital Perrando subrayó que el personal de la institución que dirige es altamente calificado y el subsecretario de Salud de la provincia calificó el hecho como “desgraciado”.
    Es proverbial el mecanismo inédito del funcionamieno de la inteligencia en los argentinos, y quizás esto explique nuestro fatal destino. Nadie puede dudar a esta altura que el nivel médico de los profesionales que atendieron a la beba en cuestión no es, en modo alguno, sobresaliente. Que por este hecho el Hospital Perrando no puede desde ahora y por mucho tiempo considerarse una institución de salud destacada. Que el hecho acontecido no fue, en absoluto desgraciado. Y, finalmente, para contestarle al agudo periodista de TN que debiera cuidar mucho más sus observaciones públicas, no fue éste un milagro sino una vergüenza. En síntesis, a la beba recién nacida nadie del equipo que la atendió fue capaz de detectarle los signos vitales. Que el personal que trató con sus padres careció del menor tacto al prohibirles ver el presunto cadáver. Que la Secretaría de Salud del Chaco y la Dirección del Hospital Perrando deberían seleccionar y actualizar a su personal con mayor ahínco.
    Queda aún una única esperanza: que los médicos intervinientes, el Director del Hospital y la Secretaría de Salud del Chaco reciban todo el peso de la ley por mala praxis y abandono de persona. Aunque dudo los alcances de una medida semejante, especialmente en los niveles de conducción más altos, porque conocemos la fortaleza de las redes de seguridad que desde Olivos se tienden a los aliados y a los amigos.

1 comentario:

  1. No sólo en Chaco la salud pública es, en muchos casos, de un nivel vergonzoso. Vale recordarlo.
    Me gusto este texto, un saludo!
    el Benjamín.

    ResponderEliminar