jueves, 2 de febrero de 2012

Olor a mierda




Se ha hecho público mediante propaganda callejera la alianza de Gabriel Mariotto (vice gobernador de la provincia de Buenos Aires y serruchador oficial de piso del gobernador Scioli contratado por la Señora Presidenta), y Darío Díaz Pérez, intendente de la populosa ciudad de Lanús del primer cordón del conurbano bonaerense. Suele decirse que Lanús es “la cuna del peronismo” por el antecedente de ser obreros que trabajaban en las fábricas ya desaparecidas de esa zona los que engrosaron las filas de los descamisados que protagonizaron el 17 de octubre de 1945. Díaz Pérez sucedió al legendario caudillo Manuel Quindimil, que comandó la región sureña durante años, fiel seguidor de cuanto gobierno peronista se alzara con el poder y por supuesto estrecho colaborador de los Kirchner en su tarea expansionista pero impresentable para los nuevos tiempos que se avecinaban.  Los argumentos que utilizó Díaz Pérez para enfrentar al viejo patrón de estancia en ocasión de las elecciones de 2007 en las que resultó victorioso por el Frente para la Victoria fueron que el estado lamentable de las calles de la ciudad, la frecuencia de las inundaciones tras cada lluvia moderada, y la falta alarmante de sistemas cloacales eran inconcebibles en esta época, y que estaba dispuesto a revertirlos de una vez por todas. Díaz Pérez fue uno de los interlocutores más asiduos del gobierno nacional en los últimos años, y precisamente fue en su municipio, que Cristina Kirchner inició su segunda etapa de gobierno con la inauguración de una unidad sanitaria, en un gesto comprendido más exactamente en estos días. Díaz Pérez sonaba desde hace tiempo como firme aliado de La Cámpora, y parece ser que las elucubraciones políticas de este personaje llenan la mayor parte de su valioso tiempo que, en realidad, debiera estar ocupado con los avatares de la ejecución de los planes de obra pendientes desde que asumió su cargo. El negocio fabuloso de la construcción de edificios nuevos en el centro de la ciudad ha alcanzado una intensidad inédita,  con las consecuencias de la sobrecarga de una red cloacal insuficiente en volumen de desagote y en extensión, dado que no llega a más de ocho cuadras a la redonda  del centro de la ciudad. Algunas calles han sido asfaltadas durante la administración de Díaz Pérez (y ya están nuevamente rotas) pero con el extendido de la capa asfáltica hasta cincuenta centímetros del cordón dejando las alcantarillas en el mismo pésimo estado que estuvieron siempre, sin la profundidad y el desnivel necesarios para el drenaje adecuado, por lo que las calles siguen inundándose tras las lluvias de intensidad moderada. A todo esto se suma el hecho que muchos vecinos, por el anegamiento de sus pozos ciegos dado la altura de la primera napa (a un metro del suelo), desagotan sus inodoros directamente a la alcantarilla (ver foto actual supra correspondiente a la calle Sitio de Montevideo al 2000), proporcionando un lamentable espectáculo, apestando con olor desagradable barrios que están a menos de diez cuadras del centro, y exponiendo a la población a la contaminación con flora entérica patógena.
   Es indudable que las promesas y las inauguraciones son estimulantes para los ciudadanos de un país, más aún si están auspiciadas por la Presidenta, pero para quienes tienen que vivir y transitar por las calles de Lanús es innegable que la alegría que genera en algunos la publicidad de la alianza entre Mariotto y Díaz Pérez no puede ocultar que en el municipio sureño haya olor a mierda.

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